Percibir un buen olor es el pincel que dibuja una sonrisa sobre el lienzo. Todos en algun momento hemos dicho: ¡qué bien huele!… y lo hemos acompañado de una grata sonrisa!
Todos en algun momento hemos dicho: ¡qué bien huele! acompañado de una sonrisa.
Cuando hemos percibido un aroma que nos ha gustado y nos ha transmitido «buen rollo», una sensación de plenitud o sencillamente bienestar, automáticamente hemos dibujado una sonrisa en nuestro rostro como señal de «estoy a gusto en este momento». El olor es invisible pero cuando está presente tiene tanta fuerza que incosncientemente nos activa los estímulos sensoriales que nos dan pie a mostrar y expresar a nivel verbal y no verbal lo que nos produce ese determinado olor. Y uno de estos estímulos se reflejan directamente en el rostro cuenado se nos activa una sonrisa dulce y expresiva.
Un buen olor y la sonrisa son fieles, siempre vna unidos.